La vida es un cambalache.

jueves, 18 de junio de 2009

El Cuaderno


Ahí estaba, recostada en la cama, llorando. Esa horrible angustia q le sacaba el sueño había vuelto.Ese sufrimiento q parecía agarrarle la garganta seguía persiguiéndola. Las lágrimas no dejaban de caer de sus grandes ojos verdes, se sentía miserable, atrapada en el dolor. Era algo normal, decían, depresión luego de la perdida de un ser querido. No mata a nadie, decían, pero la verdad es que ella, en esos momentos,se habría tirado por la ventana de no tener rejas.Esa angustia, aparecía y desaparecía de un momento a otro, sin razón aparente. En un momento sentía q se acababa el mundo, y al otro, estaba bien; no feliz, solo bien. Las lágrimas empezaron a desaparecer, y en solo un instante estaba tranquila, relajada. Se levantó y se dirigió al pequeño escritorio de madera. Del cajón con el dibujo de una rosa roja, sacó un cuadernito celeste. Se volvió a sentar en la cama y acomodando su pelo hacia atrás, abrió el cuaderno y buscó una página especifica. Agarró la lapicera roja que tenía en la mesa de luz, y anotó algo en una de las páginas. De a poco su cara comenzó a entristecerse otra vez, pero no dejó caer ni una sola lágrima, parecía q ya las había llorado todas. Ese cudernito contenía su vida, todas sus angustias y recuerdos, la razón de su tristeza y angustia. Era como si la persiguiera a cada paso, para hacerla olvidar los momentos felices y no dejarla olvidar lo malo del pasado. Pero desprenderse de él era aceptar q todo paso, q tenía q empezar de vuelta.¿por q? Si ella amaba su antigua vida. Pero ya era tiempo, no podía permitir q eso siguiera atormentándola. Se levantó y salió de la casa con el cuaderno en las manos. Caminó derecho por la calle, bajo la lluvia, hasta llegar al final, al río. Miró al horizonte, casi no se distinguía el crepúsculo por las horribles nubes grisáceas. Se acercó a la orilla. Tomó valor y tiró el cuaderno al agua. Lo vió alejarse hacia el océano. Mientras se alejaba, empapada, la lluvia empezó a cesar, las nubes empezaron a desaparecer. Miró hacia arriba y vio el cielo despejado. Se podían ver miles de millones de brillantes estrellas y la luna llena en lo alto. En ese momento supo q había hecho lo correcto, eso era una señal. Era el fin de su sufrimiento, el comienzo de una nueva vida.






Dedicado a Nico, la única a la torturo haciendo que lea mis cuentitos tontos.

p.s: I Love you nic (algún día la vamos a terminar de ver :D)

3 comentarios:

  1. Martina, no tengo palabras. Es hermoso, brillante. Es... nono, sin palabras. Te amo matt.

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  2. no se comparan con los tuyo, pero GRACIAS!
    yo tmb te amo :D
    el proximo va para vos ;)

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  3. Ay mat, me muero es muy lindo el cuento y es re para mi, te adoro maaaaat, sos lo mas :)

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